SOCIEDAD Y SISTEMA PENAL
posiciones orientadas a explicar y fundar esta verdad, lo cierto es que
desde todos los tiempos el hombre se a manifestado eminentemente
social. No faltaba razón a Aristóteles cuando en sus consideraciones en
torno al hombre lo entendía como el zoon politiron o ser político, lo que
naturalmente implica su condición de ser social.
Desde las mas diversas perspectivas, históricas, sociológica,
económica, política, psicológica, o de cualquier otra índole, es lo cierto
que invariablemente aparece reconocida esta necesidad social del ser
humano; esencia que resume la condición de necesaria relación en que
el hombre existe, en la que se identifica así mismo y se manifiesta, lo que
da sentido a la convivencia y permite entender así mismo y manifiesta,
lo que da sentido a la convivencia y permite entender, a si mismo, el
sentido de que la afirmación de que existir y coexistir es lo mismo, ya que
solo se existe coexistiendo.
Al respecto, basta considerar que únicamente en el seno social
puede el hombre satisfacer no solo sus necesidades, si no sus instinto mas
primarios y atávico, como pudieran ser los de conversación y
reproducción. A su vez, desde los tiempos mas remotos que escudriñan y
exploran la historia del hombre, en la arqueología, la arqueología y la
paleontología, invariablemente su referencia a sido reconocida siempre
dentro de la estructura social.
Si tomamos encuentra el calendario solar a que se refiere Carl Sagan,
cuando intentaba medir el tiempo de todos lo tiempos, es decir, el tiempo
del universo, trasvolándolo y reduciéndolo al lapso de un año y
donde incluye la probable aparición del hombre solo durante los últimos
minutos de tal cronología, en la inteligencia de que plantea la
antigüedad probable del universo en 15 millones de años y el nacimiento
probable de la tierra en 4.5 millones de años. En tal medición las primeras
manifestaciones de la evolución que llevaría a la presencia del hombre,
datan, según alguna de las mas recientes opiniones, probablemente desde
hace 3 millones de años, etapa en que su condición prehomínido, da el
primer gran salto en la evolución cuando desciende los árboles para
empezar a caminar erecto aquel, australopihecus Afarensis, para iniciar su
marcha en el largo camino en el protopaleolitico para llegar al paleolítico
(periodo de la piedra tallada de hace un millón de años, en que
manifiesta ya el homo habilis y el homo erectus primitivos que
descubren el uso del fuego. La carrera será muy larga para llegar neolítico
(periodo de la piedra pulimentada), en que se manifiesta el homo sapiens
solo hasta solo hasta hace unos 15, 000 millones de años, y en que,
después de su continuo peregrinar de hace unos 40,000 años que lo
llevan a poblar todos los continentes a tierra, se produce el segundo gran
cambio en la evolución, cuando el futuro del hombre al subsistir su base
económica depredadora (caza, pesca, y recolección de frutos), para
traducir en el futuro, una economía de producción que, con base en la
agricultura y la ganadería le permite asentarse, danto origen así al
surgimiento de las nuevas culturas iniciales de la humanidad, en esa
etapa, frecuentemente apuntada como del “creciente fértil” en que
aprovechando, las tierras de aluvión, en los deltas y márgenes de los
grandes ríos, hace aproximadamente 10,000 años se propicia el desarrollo
de los grandes centros urbanos que alcanzan su primer y mas remoto
esplendor aproximadamente a los 3,000 a.C.
Durante todo este proceso, el hombre aparece presente, en escala
ascendiente, dentro de un invariable contesto de definición social. Así lo
mismo en las manifestaciones remotas de las culturas más primitivas en
cromagnon o en Altamira, como milenio después de las primeras grandes
culturas del mundo, en la mesopotámica (Ur. Uruk, Lagash, etcétera); en
Egipto; o en la india (Moenho Daro y Harappa), o el Jericó israelita,
todas ellas dan testimonio de esa naturaleza social.
Independientemente de tales consideraciones, una mas por si sola, logra
expedirla. El hombre, en cuanto ente racional, tiene posibilidad de
plantearse fines y de realizar lo necesario para su consecución,
aprovechando para esto su experiencia y su conocimiento acerca de los
procesos causales, o dicho de otra manera, el hombre como ser pensante
en atención a su capacidad de autodeterminación y para conducirse
conforme a ella, puede tener conciencia de si mismo. Solo en la medida
en que tenga conciencia del mundo que lo rodea puede identificar su
“yo” frente a un “tu” del cual se distinga por esta razón, hablar de la
existencia del hombre es lo mismo que hablar la coexistencia, que solo
es el conjunto de existencia comunes
Atento a lo anterior se afirma, con razón la importancia de la
delación social. El hombre es un ser de delación; es un ente de relación
social; es un ente de convivencia. Todo lo que se refiere sal
hombre a de planearse así, necesariamente, dentro de un ámbito dialogal
y dialéctico, precisamente por que su mundo es un mundo de relación
social con sus congénes que, a su vez, supone un mundo dinámico, en
permanente cambio
Por la misma razón el derecho se extiende, también solo en función del
hombre y en su naturaleza de relación, igualmente en su ámbito
dialéctico, dialogal y eminentemente dinámico, que refleja el mundo de
relación en que se mueve y desarrolla el hombre.
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